domingo, 17 de junio de 2012

DOS EXTRAÑOS Y TRÁGICOS SUCESOS

Prácticamente, sucedieron en el mismo lugar y en la última década del pasado siglo. Ni antes ni después he tenido noticia de accidentes semejantes. En cada uno de ellos el protagonista fue un hombre joven. En ambos, desgraciadamente, estos dos hombres perdieron su vida, Lamenté y lamento profundamente su muerte, ambos actuaron con mucha resolución: uno para solucionar un problema, el otro para socorrer a un conductor accidentado. No me cuesta ningún esfuerzo sentirme solidario con el dolor que, sin duda, a pesar de los años y para siempre, sufren cuantas personas les amaban.

El lugar de los accidentes está un poco más allá del ramal superior izquierdo de la "Y"
Fuente: www.deia.com
Era invierno, un viernes por la tarde. Tres o cuatro amigos de entorno a los veinte años de edad, deciden ir en coche a Pirineos para pasar el fin de semana esquiando. Salen de Bilbao por la av. Sabino Arana, entran en la autopista A-8 en sentido San Sebastián-Vitoria-Burgos. Casi nada más entrar en esa carretera se quedan sin combustible, el conductor coloca el coche en el arcén y decide ir solo andando hasta un surtidor de gasolina que hay en la av. Sabino Arana dentro de un garaje y parking; lleva consigo una lata, con unos pocos litros de combustible tendrá suficiente para luego llegar hasta la gasolinera más próxima y repostar convenientemente.
Coche y surtidor, en línea recta, están relativamente próximos. Estimo que, andando, se puede tardar alrededor de veinte minutos en completar el viaje de ida. El camino más corto, por el que decide ir el joven, exige cruzar las dos calzadas de la autopista que tienen orientación este-oeste y a las que da acceso directo Sabino Arana. Las dos calzadas de la A-8, en este punto, son sendos viaductos que pasan a considerable altura por el barrio de Rekalde. Los dos puentes están separados por una estrecha mediana que en realidad es un hueco entre ambos protegido por bloques de hormigón. En el centro, en el hueco, hay un falso suelo que tiene por finalidad evitar que caigan polvo, piedras, algún objeto que se desprenda o suelte de algún vehículo, etcétera, a las calles, parque y frontón que hay debajo en el citado barrio. El joven salta la primera barrera de la mediana, el falso suelo cede bajo su peso y cae.

A la izquierda, el garaje con el surtidor de gasolina. Al fondo, entrada y salida para la A-8
Fuente: Google Maps con Street View
El segundo suceso también ocurre en fin de semana y no mucho tiempo después, si no recuerdo mal, pasaron menos de dos años entre uno y otro, pero esta vez es sábado o domingo por la mañana, apenas hay tráfico. En el mismo sentido y a la altura del mismo lugar, circula un ertzaina (policía vasco) solo y fuera de servicio en su coche particular (creo que iba o volvía del trabajo); en la calzada del sentido contrario un coche choca o acaba de chocar contra el borde de la misma, el accidente parece grave, el ertzaina detiene su coche en el arcén y cruza la calzada para prestarle auxilio, cuando salta el muro de la mediana se repite la tragedia del caso anterior, cayó en el frontón de Rekalde.
Conozco esa zona y unos cuantos centenares de kilómetros de la A-8 como la palma de mi mano, pero si alguna vez me hubiese sentido obligado a saltar la mediana, hubiese corrido la misma suerte que esos dos hombres. Hasta tener conocimiento de estos sucesos nunca se me hubiese ocurrido pensar que el falso suelo de la mediana no soportaría mi peso. Así pues, ¡ojo! Otro dato más a modo de aviso para navegantes.

Idéntica mediana y muy próxima al lugar de los accidentes.
Fuente: Google Maps con Street View
La Ertzaintza, es la policía autónoma de Euskadi o País Vasco. Tuvo una breve primera etapa durante la Guerra Civil española; la etapa actual comenzó su andadura a principios de los ochenta, en ella, sufrió su primera baja (no por un atentado terrorista, como en principio se tiende a pensar) sino por un accidente de tráfico. Cuando un agente de la Unidad de Tráfico y su compañero prestaban auxilio a un coche accidentado entre Bilbao y Zorroza, les atropelló un coche que pasaba por allí. Estoy seguro del fallecimiento de uno de ellos, el otro creo que resultó herido de gravedad. Escribo de memoria, pero lo que realmente quiero transmitir es que resulta mucho más probable de lo que parece ser atropellado cuando se está a pie de carretera realizando alguna labor. La Guardia Civil de Tráfico, desgraciadamente, es la que tiene mayor experiencia en este aspecto pues durante muchos años fueron los únicos que hacían labores de policía en las carreteras de España -a excepción de las forales de Álava y Navarra-. También ha habido numerosas víctimas entre las personas que hacían -y hacen- trabajos de reparación en las carreteras.

Ertzainas de la Unidad de Tráfico
Fuente: EFE/Archivo
A parte de cumplir con las normas que regulan cómo señalizar un vehículo detenido por avería o accidente y cómo debemos actuar en esos casos, creo que es de vital importancia para protegernos adecuadamente a nosotros mismos, a nuestros pasajeros y a terceras personas, ser conscientes de que los conductores de los vehículos que siguen transitando por la vía en la que estemos... ¡NO nos ven! Somos invisibles para ellos, y, lo más probable, es que si nos ven sea demasiado tarde y, además, dan absolutamente por supuesto que nosotros seremos los que evitaremos ser atropellados.

Aunque nos sintamos muy solos debemos de estar vigilantes
Fuente: www.autofacil.es
Sistemáticamente, desde la teórica y siempre que surgía la ocasión en las clases de coche, les pedía a mis alumnos que en cuanto se tiene a vista un coche detenido en el arcén, ¡cuidado! Porque el espacio teóricamente libre de nuestra trayectoria a su lado puede ser invadido en cualquier momento por una puerta que se abre y un niño que sale corriendo por ella, por ejemplo. Desde atrás, sólo vemos un vehículo y si ocupa o no la calzada, o en parte, o totalmente... y esto último no siempre está claro, sobre todo si hay curva. De modo que es imperativo extremar el cuidado, también si está la policía, sanitarios, bomberos; si está un señor con una grúa, si alguien está reparando algo en la vía... Nada más ver el obstáculo conviene comprobar si podemos utilizar mejor el espacio, situarnos más a la izquierda, cambiar de carril, señalizar esta posibilidad a los demás, disminuir la velocidad de forma progresiva, mantener el pie sobre el pedal del freno, recolocarnos en el asiento -si es que íbamos un poco más relajados de la cuenta-, por supuesto, asegurar una correcta posición de las manos en el volante, quizá tengamos que hacer una frenada de emergencia... Sé que parece exagerado, me lo han dicho muchas veces, pero algunos alumnos han tenido la suerte de ser testigos de cómo a veces ocurren cosas muy raras. Si vamos preparados, quizá sea imposible evitar el accidente, pero es bastante probable que lo logremos. Si no nos preparamos, el accidente es imposible de evitar, en cuanto surja algo extraño.

Mar y viento
Fuente: mugikorra en www.foropolicia.es
Una vez más, es muy importante ponerse en la piel del otro. Las personas que están detenidas dentro o fuera de un vehículo averiado, normalmente, sufren un cierto trastorno mental muy ligero y transitorio, por supuesto; pero es algo muy humano que nuestra mente se sienta aturdida por un tiempo (aunque sea muy poco) cuando algo con lo que en absoluto contábamos trastoca totalmente nuestros planes más inmediatos. De repente nos vemos en un lugar que, desde el coche en movimiento, podía resultarnos precioso pero con el coche orillado, quieto y en silencio puede aparecer ante nuestros ojos como un lugar amenazante, hostil, desagradable e ignorado; quizá ni sabemos el nombre del pueblo más próximo ni tenemos idea de a qué distancia se encuentra. En estas condiciones es muy probable que durante unos pocos (o muchos) minutos seamos muy vulnerables, bajemos mucho la guardia, valoremos mal el peligro, tomemos decisiones incorrectas, nos movamos con torpeza, discutamos con quienes nos acompañan... Imagínense al avestruz del dibujo de la entrada anterior, va corriendo alegre y feliz, si de pronto ha de parar, también es fácil imaginar cómo se sentirá. 
Podemos prever los problemas, podemos aplicar las soluciones. Por favor, ¡imagine!
Esteban 

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