domingo, 27 de mayo de 2012

CÓMO PARAR Y ALGUNAS PRECAUCIONES (1)

Contestar a la cuestión que plantea Elisa en uno de sus comentarios bien merece una entrada -gracias-, pues no había caído en ello. Y es difícil.
Casi nadie tiene entrenamiento suficiente en la ejecución de estas maniobras, ni en la autoescuela ni fuera de ella. Cualquier inmovilización del vehículo por causas ajenas a la voluntad del conductor (circunstancias del tráfico, cumplimiento de normas o señales, averías, pinchazos, ayudar a alguien...) se denomina detención, no se considera maniobra y no tiene límite de tiempo. No obstante, aquí no me atendré al significado puramente legal de esas palabras.

Por fácil que parezca... Sin miedo y siempre en guardia.
Foto tomada en Internet, no recuerdo el sitio.
En las autoescuelas no se practican las detenciones de emergencia -al menos, yo no sé de ninguna que lo haga ni lo haya hecho nunca-, añadiría bastante riesgo al que de por sí ya tiene el oficio, sin embargo, algún que otro alumno ha podido vivirlo en su paso por ellas. La mayoría de las clases prácticas tienen por escenario vías públicas abiertas al tráfico, de modo que, alguna que otra vez, damos o nos dan un golpe, sufrimos alguna avería, intentamos ayudar a alguien que lo necesita o participamos como testigos en algún accidente. En estos casos, a algunos alumnos les coincide estar en primera línea, pero creo que de poco les puede servir.
No haré mención a las normas que regulan las detenciones (uso de chaleco, triángulos...) porque deben observarse cuando estamos detenidos, no antes, pero contestaré con mucho gusto a quien me requiera sobre ello. La única norma establecida para antes de la detención es muy relativa, pues se refiere a hacerlo en el lado derecho, siempre que sea posible. Es lógico.

Nunca estamos solos.
Camino de La Felguerina, Asturias.
La inmensa mayoría de las veces paramos o estacionamos en vías urbanas y, lo más importante, llevamos en mente que vamos a hacerlo y dónde, al menos, aproximadamente. También, cuál sería el lugar ideal para ello, muchas veces, hasta tenemos otra alternativa en la cabeza (un parking), por otra parte, las velocidades media y mínima son muy bajas y las del resto de vehículos, similares. Aunque tuviésemos que hacer una detención por emergencia en poblado, es fácil de ejecutar porque la velocidad propia y ajena es muy baja. Además, en estas vías, todos estamos acostumbrados a ver fluir el tráfico por sus cauces de asfalto... como a trompicones.
En la vías interurbanas sucede, justamente, todo lo contrario. Y casi nadie contempla la posibilidad de detenerse a causa de una emergencia ajena, ni propia. Por tanto, muy pocas personas tienen la solución ahí, a mano, en un cajón del subconsciente listo para abrir. Intentaré poner en él lo que tengo en el mío, hace muchos años que me funciona y lo utilicé bastantes veces.

Tampoco en este camino.
Imaginemos que voy por una autopista a 120 km/h, veo algo raro, que no identifico, relativamente cerca (acostumbro a otear hasta donde me alcanza la vista, pero...), lo primero que hago es mirar atrás y si descarto riesgo inminente de alcance pongo el pie derecho encima del pedal del freno. Si veo que quien me sigue se percata y baja velocidad o me adelanta, freno hasta llegar a una velocidad en la que pueda saber qué pasa y decidir qué hago, también enciendo las luces de emergencia, éstas, las enciendo como primera acción si creo que quien me sigue puede darme un golpe al tiempo que me aproximo un poco más al borde derecho, o izquierdo, si estoy en el carril de ese lado. Con esto, normalmente, o frenan o adelantan; si tengo que utilizar arcén para más seguridad, lo uso sin ninguna duda.

Ni siquiera estacionado.
La situación más difícil la encontraríamos en una carretera convencional sin arcenes (límite genérico en 90 km/h), de noche y lloviendo. Si, aun en estas circunstancias circulo a 90 y veo algo extraño muy próximo -ya que la visibilidad es muy reducida-, quizá tenga que hacer una frenada intensa, pero muy difícilmente de emergencia. Básicamente, la forma de actuar sería la misma del caso anterior. En ambos, el objetivo número uno es que no pueda alcanzarnos quien nos siga y no chocar con alguno de los vehículos accidentados. No es imposible, que algún ocupante del vehículo o vehículos siniestrados esté en la calzada, tumbado o deambulando por ella, entonces, lo primero sería evitar atropellar a esa persona, claro.  Conviene darse cuenta de que a nosotros no nos ocurre nada, aunque quizá tengamos que parar para ayudar a alguien y prefiero hacerlo antes del lugar del accidente, si es posible; de lo contrario, después, si es más seguro. En carretera convencional, si puedo sacar mi coche completamente fuera de la vía, lo hago.

La carretera no es un camino de rosas, pero todos
podemos hacer algo para que sea más humana, solidaria y amable.
Foto tomada en Internet, no recuerdo el sitio.
Lamento que se me haga imposible detallar la gran variedad de casos que pueden darse, pero lo dicho, fundamentalmente, sirve para la mayoría de ellos, en otros, será necesario improvisar algo o introducir alguna variación. Las pautas más importantes son protegerse de quien nos siga y no tropezar con ninguno de los ya accidentados. Según voy desgranando estas cosas, más convencido me siento de la importancia de trabajar con nuestra imaginación, de mentalizarse a parar, señalizar para proteger y pedir socorro ante la más mínima duda de que alguien pueda necesitar ayuda. Recuerdo alguna ocasión en la que llegué a hacer un cambio de sentido para volver a pasar por el lugar en el que, tal vez, había pasado algo, fueron pocas veces y en ninguna de ellas había pasado nada, pero no me sentía tranquilo continuando el viaje. He hecho (y hago) muchos kilómetros, he parado siempre que lo creí necesario, en unas cuantas ocasiones en noche cerrada, en invierno, lloviendo, con frío; en todo tipo de carreteras, con tráfico y en la mayor de las soledades. Hasta ahora -toco madera- nunca me pasó nada malo por ello, más que ser testigo directo de la tragedia, algunas veces, y ya es bastante.

Esteban

2 comentarios:

  1. La verdad que algunos animalitos son las víctimas directas de atropellos y accidentes, pero ellos no son los cumpables. El ser racional, es el causante de todos éstos problemas. Se cansan de las mascotas y las abandonan. Con los caballos, vacas y otros, también por falta de diligencia se sueltan de sus cuerdas y transitan por carreteras y caminos. En fin, con un poco de voluntad prestado por el ser humano, podríamos llegar a buen puerto, pero NO SE CULPEN A LOS ANIMALES; ELLOS SON INOCENTES CRIATURAS, trajinadas por sus dueños.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Rosa María:

      ¡Muchísimas gracias y bienvenida! Por poner su atención en este sitio y quedarse en él.

      Desde luego, estoy totalmente de acuerdo con usted: los animales siempre son criaturas inocentes. También pienso que la carretera es como la vida misma, para seguir nuestro rumbo no es necesario pasar por encima, ni arrollar, ni sacar del camino a nadie, mas, desgraciadamente, es necesario aprender a defenderse; puede que lo dicho lo intente alguien con nosotros, con o sin voluntad.

      Hace unos meses, encontré en un diario digital un pequeño reportaje encabezado así: “Intrusos en el asfalto”, hablaba sobre el peligro que supone la irrupción de animales en la calzada; estaba bien, pero me gustó mucho un comentario muy bueno que recuerdo (y siento no acordarme de la firma de su autor para citarle) que decía: “No nos equivoquemos, los intrusos somos nosotros”.

      Gracias de nuevo. Un saludo muy cordial.

      Eliminar